Escribir es no dar la espalda a la conciencia,
es no doblar el cuello cuando brilla la espada,
es gritar al silencio, pintar de luz las sombras,
es marcar con los dientes la bala de un suicida,
es detener un tanque con los dedos.
Escribir es beber un veneno con calma,
es derribar un muro de vergüenza
empujando tan solo con las manos,
es flotar en la arena de un desierto.
Es sentir el vacío de una boca sin nombres
y la sed del que tiene cercenada la lengua.
Es grabar en el hielo la voz de las palabras.
Escribir es morir a fuego lento.
.
domingo, 27 de diciembre de 2009
miércoles, 23 de diciembre de 2009
CUANDO TE DIGO AMOR
Cuando te digo amor, con cuatro letras
explotan las raíces de los árboles,
sus ramas se alborotan como nubes,
y en mi pecho, óyeme, siempre,
siempre crujen sus hojas muy cerca de un latido.
Cuando te digo amor, entre los labios
no crece sola la palabra,
crecen los ecos de la lluvia y en la lengua florece,
se expande como el humo con la brisa,
se multiplica como sombras
con el viento, en la boca, tu recuerdo.
Cuando te digo amor, te digo luz
y tierra inexplorada,
te dibujo caminos en el vientre y con las manos,
te digo amor y pinto una sonrisa
en los ojos del tiempo.
Cuando te digo amor,
te digo sal, y bebo
de tu pecho el amor
a borbotones.
.
explotan las raíces de los árboles,
sus ramas se alborotan como nubes,
y en mi pecho, óyeme, siempre,
siempre crujen sus hojas muy cerca de un latido.
Cuando te digo amor, entre los labios
no crece sola la palabra,
crecen los ecos de la lluvia y en la lengua florece,
se expande como el humo con la brisa,
se multiplica como sombras
con el viento, en la boca, tu recuerdo.
Cuando te digo amor, te digo luz
y tierra inexplorada,
te dibujo caminos en el vientre y con las manos,
te digo amor y pinto una sonrisa
en los ojos del tiempo.
Cuando te digo amor,
te digo sal, y bebo
de tu pecho el amor
a borbotones.
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miércoles, 2 de diciembre de 2009
CUANDO CAIGA LA TARDE
Cuando caiga la tarde
en tus ojos de niña
y se quede de piedra de la fuente la sombra
y se escondan las hojas a los pies de la acacia,
y se embeba en sus ramas el rumor del camino
cuando crujan los huesos en tu vientre callado.
Cuando vuelvas a casa y te encuentres perdida,
cuando sientas un puño que se clava en tu pecho,
cuando bajes la guardia y te entreguen la flor.
Cuando caiga marchita en tu frente la tarde
y resbale maldita la palabra en tu boca,
y mastiques la carne de su luz apagada,
cuando llegue la hora de la mano en el fuego
y te muerdas la lengua
como muerde un recuerdo que se había enterrado.
Cuando caiga la tarde, que jamás te sorprenda
con la voz cercenada.
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en tus ojos de niña
y se quede de piedra de la fuente la sombra
y se escondan las hojas a los pies de la acacia,
y se embeba en sus ramas el rumor del camino
cuando crujan los huesos en tu vientre callado.
Cuando vuelvas a casa y te encuentres perdida,
cuando sientas un puño que se clava en tu pecho,
cuando bajes la guardia y te entreguen la flor.
Cuando caiga marchita en tu frente la tarde
y resbale maldita la palabra en tu boca,
y mastiques la carne de su luz apagada,
cuando llegue la hora de la mano en el fuego
y te muerdas la lengua
como muerde un recuerdo que se había enterrado.
Cuando caiga la tarde, que jamás te sorprenda
con la voz cercenada.
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sábado, 7 de noviembre de 2009
BAJO LA OSCURIDAD
Bajo la oscuridad
los dedos se iluminan y las sábanas
se tiñen con el verde y el azul de las miradas,
difuminan los labios el rojo de los besos,
crecen los pechos de la noche
en las palmas abiertas de las manos,
y empieza entre las piernas
el temblor de la fiesta de la piel.
Bajo la oscuridad
también se esconden como criptas
algunos cuerpos que palpitan fríos,
como si no tuvieran corazón.
los dedos se iluminan y las sábanas
se tiñen con el verde y el azul de las miradas,
difuminan los labios el rojo de los besos,
crecen los pechos de la noche
en las palmas abiertas de las manos,
y empieza entre las piernas
el temblor de la fiesta de la piel.
Bajo la oscuridad
también se esconden como criptas
algunos cuerpos que palpitan fríos,
como si no tuvieran corazón.
MUERTE SÚBITA
A veces
ella viene a mi encuentro, muy despacio,
como si hubiéramos quedado en una cita,
sonríe con dulzura sin pronunciar palabra
-ya sabes como es ella, tan callada, tan discreta,
tan preocupada por pasar sin ruido,
inadvertida, entre la gente-
y me acaricia la mejilla mirándome a los ojos,
me devora los labios con sus labios
y desata en mis venas
todos los animales que he encerrado sin saberlo,
y yo,
que soy un hombre temeroso que conoce,
perfectísimamente, la manera en que las gasta
determinado tipo de mujeres,
porque soy débil me abandono
en sus brazos, gozando como un niño,
y me dejo embaucar entre sus pechos como un hombre,
y a veces, ciertas veces, Dios lo sabe,
me quisiera morir
de placer en su vientre.
Pero ella, putón, mala hembra, lagarta,
casquivana y traidora,
cada vez que me encuentra me subyuga, me envenena,
me enloquece hasta el borde del infarto
y luego me abandona, tirado en una esquina,
para marcharse alegremente
con un tipo de Alhama de Granada, por ejemplo,
al que dice con voz de matarife
que va a matarle
de amor.
ella viene a mi encuentro, muy despacio,
como si hubiéramos quedado en una cita,
sonríe con dulzura sin pronunciar palabra
-ya sabes como es ella, tan callada, tan discreta,
tan preocupada por pasar sin ruido,
inadvertida, entre la gente-
y me acaricia la mejilla mirándome a los ojos,
me devora los labios con sus labios
y desata en mis venas
todos los animales que he encerrado sin saberlo,
y yo,
que soy un hombre temeroso que conoce,
perfectísimamente, la manera en que las gasta
determinado tipo de mujeres,
porque soy débil me abandono
en sus brazos, gozando como un niño,
y me dejo embaucar entre sus pechos como un hombre,
y a veces, ciertas veces, Dios lo sabe,
me quisiera morir
de placer en su vientre.
Pero ella, putón, mala hembra, lagarta,
casquivana y traidora,
cada vez que me encuentra me subyuga, me envenena,
me enloquece hasta el borde del infarto
y luego me abandona, tirado en una esquina,
para marcharse alegremente
con un tipo de Alhama de Granada, por ejemplo,
al que dice con voz de matarife
que va a matarle
de amor.
POEMA
No es que exista, quizás, el infinito,
es que no existe otra cosa en este mundo;
quizá me digas cielo, o mar, eclipse, o vendaval,
tormenta o luna llena, o piel, mirada o beso,
quizá me digas llanto o nacimiento, ocaso o alborada,
o quizá me digas otras cosas tan grandes que no quepan
en las yemas de los dedos o en la palma de una mano:
no serán más grandes, por más que lo proclames.
Al final,
a nuestro lado, todo, todo,
cualquier cosa es infinita,
¿o es que acaso no has mirado nunca al cielo y has contado
cuántos versos tiemblan entre tu boca
y la más cercana de las estrellas?
es que no existe otra cosa en este mundo;
quizá me digas cielo, o mar, eclipse, o vendaval,
tormenta o luna llena, o piel, mirada o beso,
quizá me digas llanto o nacimiento, ocaso o alborada,
o quizá me digas otras cosas tan grandes que no quepan
en las yemas de los dedos o en la palma de una mano:
no serán más grandes, por más que lo proclames.
Al final,
a nuestro lado, todo, todo,
cualquier cosa es infinita,
¿o es que acaso no has mirado nunca al cielo y has contado
cuántos versos tiemblan entre tu boca
y la más cercana de las estrellas?
NADA SABEMOS
Nada sabemos, no sabemos nada
de la piel asustada de la noche
o la mirada hiriente de los niños,
ni del claustro encendido de la boca
cuando hierve saliva en la garganta,
ni del grito espantado de los muertos,
ni del susurro roto por la muerte
inesperada a veces de los vivos.
Cuando brilla en los ojos,
cuando quema en la lengua,
se zafa y se retuerce
buscando una salida,
nada sabemos, no sabemos nada,
solo nos queda pronunciar su nombre.
.
de la piel asustada de la noche
o la mirada hiriente de los niños,
ni del claustro encendido de la boca
cuando hierve saliva en la garganta,
ni del grito espantado de los muertos,
ni del susurro roto por la muerte
inesperada a veces de los vivos.
Cuando brilla en los ojos,
cuando quema en la lengua,
se zafa y se retuerce
buscando una salida,
nada sabemos, no sabemos nada,
solo nos queda pronunciar su nombre.
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sábado, 4 de julio de 2009
En Varanasi (II)
Ya todo ha terminado.
Se hunden bajo el limo
los restos de la pira funeraria
y una estrecha columna de humo blanco
se eleva lentamente,
endulzando el olor del aire denso.
Un barbero te afeita la cabeza
y cantas entre dientes
un mantra improvisado.
Cuando alguien te acerque
entre sus manos mis cenizas
tan solo tendrás
que soplar.
Se hunden bajo el limo
los restos de la pira funeraria
y una estrecha columna de humo blanco
se eleva lentamente,
endulzando el olor del aire denso.
Un barbero te afeita la cabeza
y cantas entre dientes
un mantra improvisado.
Cuando alguien te acerque
entre sus manos mis cenizas
tan solo tendrás
que soplar.
En Varanasi
Te escribo estas palabras
desde mi tumba,
ahumando el cielo azul de Varanasi
mientras quemo despacio mis últimos recuerdos.
Yo me sumo en la nada, pero tú
tranquilamente te entretienes
mirándote las uñas mientras cuentas
los minutos que tardo en hundirme en el lodo,
tan ajena al olor de la carne quemada,
tan ajena al dolor de los huesos quebrados,
tan ajena al color de la sangre vertida,
que no te has dado cuenta de que también navegas
en un barco de arena que naufraga.
Te pintas el contorno de los labios
con una fina raya de ceniza de los muertos,
repasas cuidadosa la sombra de tus párpados,
y perfilas la máscara que oculta
las cuencas hueras de tus ojos,
al tiempo que las ratas te observan y se apartan
huyendo de tu lado, porque temen
a la muerte que siempre te acompaña.
Cuando olvides mi rostro,
recordarán mi imagen
tus manos extraviadas y tus dedos,
perdidos en la noche.
Puedes hundirte, si tú quieres
en las fétidas aguas de este río,
arrastrarme contigo hasta su lecho y olvidarme,
y yo,
decapitado, seguiré
vagando entre las sombras de tu pecho,
mi cuerpo huérfano de ti,
mis brazos abatidos,
mis piernas cercenadas,
y asistiré contigo, de tu mano,
a la fiesta macabra de nuestro crematorio
en Varanasi.
desde mi tumba,
ahumando el cielo azul de Varanasi
mientras quemo despacio mis últimos recuerdos.
Yo me sumo en la nada, pero tú
tranquilamente te entretienes
mirándote las uñas mientras cuentas
los minutos que tardo en hundirme en el lodo,
tan ajena al olor de la carne quemada,
tan ajena al dolor de los huesos quebrados,
tan ajena al color de la sangre vertida,
que no te has dado cuenta de que también navegas
en un barco de arena que naufraga.
Te pintas el contorno de los labios
con una fina raya de ceniza de los muertos,
repasas cuidadosa la sombra de tus párpados,
y perfilas la máscara que oculta
las cuencas hueras de tus ojos,
al tiempo que las ratas te observan y se apartan
huyendo de tu lado, porque temen
a la muerte que siempre te acompaña.
Cuando olvides mi rostro,
recordarán mi imagen
tus manos extraviadas y tus dedos,
perdidos en la noche.
Puedes hundirte, si tú quieres
en las fétidas aguas de este río,
arrastrarme contigo hasta su lecho y olvidarme,
y yo,
decapitado, seguiré
vagando entre las sombras de tu pecho,
mi cuerpo huérfano de ti,
mis brazos abatidos,
mis piernas cercenadas,
y asistiré contigo, de tu mano,
a la fiesta macabra de nuestro crematorio
en Varanasi.
martes, 16 de junio de 2009
DEL NOTICIARIO DE LAS TRES
Tira mi brazo a la basura,
tira mis piernas
o tira mi cabeza, tanto da.
Puedes comerte el pan que he amasado
con mi sangre, untarlo cada día
con el sudor y con la angustia
clandestina y barata de mi pecho.
Puedes tostar mis ojos
o poner en tu mesa canapés
de inmigrante ilegal bien presentados,
poco me importa ya que te atragantes.
Hace ya mucho tiempo que no existo.
tira mis piernas
o tira mi cabeza, tanto da.
Puedes comerte el pan que he amasado
con mi sangre, untarlo cada día
con el sudor y con la angustia
clandestina y barata de mi pecho.
Puedes tostar mis ojos
o poner en tu mesa canapés
de inmigrante ilegal bien presentados,
poco me importa ya que te atragantes.
Hace ya mucho tiempo que no existo.
lunes, 8 de junio de 2009
QUIZÁS
Quizás abra tu pecho con las manos
como quien abre la maleta
después de un largo viaje
y busque, sin hallarla,
la llave de la puerta de mi infierno.
Quizás recorra con los ojos
las ingles de una nube
perdida en tu desierto, y en tu vientre
quizás escuche el grito, la palabra desnuda,
la tierra seca de tu voz ahogada,
la ceniza caliente de tu boca.
Quizás te llame suplicándote
que golpees con fuerza mis cadenas
y que temples el vidrio de mis alas
de libélula rota con tus labios
o que vueles de nuevo surcando mis esquinas,
o quizás, por cobarde, solamente me atreva
a espiarte escondido.
No confíes dormida en que despierte
la crisálida muerta, no aguardes a que un sueño
avente entre tus muslos,
helada por la escarcha,
la semilla enterrada en tus arenas, no dilates
ese encuentro en la duna
afilada y rotunda de tus pechos,
y deja ya que fluya
la saliva enquistada en tu garganta.
como quien abre la maleta
después de un largo viaje
y busque, sin hallarla,
la llave de la puerta de mi infierno.
Quizás recorra con los ojos
las ingles de una nube
perdida en tu desierto, y en tu vientre
quizás escuche el grito, la palabra desnuda,
la tierra seca de tu voz ahogada,
la ceniza caliente de tu boca.
Quizás te llame suplicándote
que golpees con fuerza mis cadenas
y que temples el vidrio de mis alas
de libélula rota con tus labios
o que vueles de nuevo surcando mis esquinas,
o quizás, por cobarde, solamente me atreva
a espiarte escondido.
No confíes dormida en que despierte
la crisálida muerta, no aguardes a que un sueño
avente entre tus muslos,
helada por la escarcha,
la semilla enterrada en tus arenas, no dilates
ese encuentro en la duna
afilada y rotunda de tus pechos,
y deja ya que fluya
la saliva enquistada en tu garganta.
jueves, 21 de mayo de 2009
NO SUCUMBAS
No pactes treguas con la noche,
no firmes armisticios con tu sangre
cuando quieras llevar la soledad
sobre tu espalda,
no calientes tu pecho
con la luz de la luna
ni quemando en tu piel amaneceres.
No claudiques, no cedas al impulso
de apagarte en las brasas de un fuego abandonado,
no sucumbas, amor, a ti, como si siempre,
no te entregues, amor, como si nada.
Cuando sientas el aire
huir de tus pulmones
y tu garganta, seca de sal, deseo y versos
te niegue la saliva,
haz que surja tu voz de las entrañas
y que tu lengua, con un grito
se rompa como el eco entre las rocas,
y llámame,
y arrástrame sin miedo hasta tu boca.
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no firmes armisticios con tu sangre
cuando quieras llevar la soledad
sobre tu espalda,
no calientes tu pecho
con la luz de la luna
ni quemando en tu piel amaneceres.
No claudiques, no cedas al impulso
de apagarte en las brasas de un fuego abandonado,
no sucumbas, amor, a ti, como si siempre,
no te entregues, amor, como si nada.
Cuando sientas el aire
huir de tus pulmones
y tu garganta, seca de sal, deseo y versos
te niegue la saliva,
haz que surja tu voz de las entrañas
y que tu lengua, con un grito
se rompa como el eco entre las rocas,
y llámame,
y arrástrame sin miedo hasta tu boca.
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miércoles, 20 de mayo de 2009
jueves, 9 de abril de 2009
NO ME DIGA
Regálame tus ojos que ven la magia del mundo,
yo te regalo los míos que miran siempre adentro.
ARANTZA GONZALO MONDRAGÓN
miran sus ojos tan adentro
señora
que cuando miran
no sé si miran
o perforan como gritos el aire
mi entereza
quizás acaso sea de usted este agujero tan profundo
que mantengo en el pecho bien guardado
esperando que un día
se me acerque
con su mirada plena de infinito
y me vacíe
al fin
para llenarme
quizás acaso sean también suyas estas llagas
que por dentro la carne me gangrenan
y estas tremendas rozaduras
este cuerpo ulcerado
y esta sangre
no me diga
señora
que no es de usted esta piel
que se desgaja poco a poco
de mí mismo y me deja tan desnudo
ante sus ojos
si me mira
es tan negra la noche en sus ojos cerrados
es tan grande la herida que usted abre en los míos
es tan larga la espera
sin su mirada
.
miércoles, 25 de marzo de 2009
ERA TANTA LA VIDA
Perdí los brazos y perdí las piernas
y en esta guerra atroz del día a día
creí caer en el vacío de un pozo cavernario
sin poder agarrarme a ningún pecho,
a ninguna palabra amiga que pudiera sosegarme,
o simplemente huir
arrastrando conmigo mi desdicha.
Pero miré tus manos y tus ojos
tan abiertos, la paz que transmitía tu mirada,
y era tanta la sed
en mis labios de vida,
y fue tanta la vida
concentrada en tus labios...
.
y en esta guerra atroz del día a día
creí caer en el vacío de un pozo cavernario
sin poder agarrarme a ningún pecho,
a ninguna palabra amiga que pudiera sosegarme,
o simplemente huir
arrastrando conmigo mi desdicha.
Pero miré tus manos y tus ojos
tan abiertos, la paz que transmitía tu mirada,
y era tanta la sed
en mis labios de vida,
y fue tanta la vida
concentrada en tus labios...
.
martes, 24 de marzo de 2009
INTROSPECCIÓN
No sé si son los años, que me cansan de todo,
o quizá la embriaguez de haber vivido tanto,
o esa rutina en que me sume
el porfiado haz de luz
que en las mañanas me despierta
y me recuerda cada día,
impertinente,
que tengo que seguir dando las gracias por vivir,
o quizá solo sea porque siempre
acostumbro a escucharte
en el silencio oscuro de la noche
cuando al fin nos quedamos,
como al principio, solos,
y hace un tiempo que ya dejó de ser lo mismo;
no lo sé, pero siento
que tendré que aprender a partir muy despacio
o a que tú me abandones muy deprisa,
cuando menos lo piense, quién lo sabe,
mientras beso unos labios con amor
o susurro un poema,
o por qué no, fumándome el último cigarro,
porque vengo notando, corazón,
que te estás apagando poco a poco
y ya siento llegar
tu último latido.
.
o quizá la embriaguez de haber vivido tanto,
o esa rutina en que me sume
el porfiado haz de luz
que en las mañanas me despierta
y me recuerda cada día,
impertinente,
que tengo que seguir dando las gracias por vivir,
o quizá solo sea porque siempre
acostumbro a escucharte
en el silencio oscuro de la noche
cuando al fin nos quedamos,
como al principio, solos,
y hace un tiempo que ya dejó de ser lo mismo;
no lo sé, pero siento
que tendré que aprender a partir muy despacio
o a que tú me abandones muy deprisa,
cuando menos lo piense, quién lo sabe,
mientras beso unos labios con amor
o susurro un poema,
o por qué no, fumándome el último cigarro,
porque vengo notando, corazón,
que te estás apagando poco a poco
y ya siento llegar
tu último latido.
.
viernes, 6 de marzo de 2009
¿Y SI TUS BESOS...?
Y si tus besos fueran solamente
una trampa fingida en la negrura
de la noche, una horrenda mordedura
de paloma que oculta una serpiente,
y tus manos, un sueño de mi mente,
un placebo, un antídoto que cura,
del veneno fatal, la picadura
en la piel, pero el alma no lo siente...
Si en mis labios sintiera los abscesos
de tu amarga ponzoña en la mañana,
no quisiera vivir un nuevo día:
si eso fueran tus manos y tus besos,
bebería la sangre que me mana
de la lengua, y de un trago moriría.
.
una trampa fingida en la negrura
de la noche, una horrenda mordedura
de paloma que oculta una serpiente,
y tus manos, un sueño de mi mente,
un placebo, un antídoto que cura,
del veneno fatal, la picadura
en la piel, pero el alma no lo siente...
Si en mis labios sintiera los abscesos
de tu amarga ponzoña en la mañana,
no quisiera vivir un nuevo día:
si eso fueran tus manos y tus besos,
bebería la sangre que me mana
de la lengua, y de un trago moriría.
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sábado, 28 de febrero de 2009
SI ME EXTIENDES TU MANO
Si me extiendes tu mano, la atesoro entre mis dedos,
y si besas mis labios dulcemente me deshago.
Nunca pienses que soy como esos hombres con enredos
que prometen la luna si se tercia y luego impago.
Más bien soy de la casta de los hombres que sin miedos
se lanzan al vacío de otros brazos y me embriago
cuando bebo tu piel: ni cañonazos, ni torpedos,
ni quemo leña verde -ni la enciendo- en este trago.
Te quiero con locura, y con la frente levantada
puedo decirte siempre sin temor a confundirme
que te daré mi amor hasta la tumba, y bajo tierra
seguirá mi cadáver anhelando tu mirada:
ni muerto dejaré de suplicarte con voz firme
tu amor; morir sin ti es un infierno que me aterra.
.
y si besas mis labios dulcemente me deshago.
Nunca pienses que soy como esos hombres con enredos
que prometen la luna si se tercia y luego impago.
Más bien soy de la casta de los hombres que sin miedos
se lanzan al vacío de otros brazos y me embriago
cuando bebo tu piel: ni cañonazos, ni torpedos,
ni quemo leña verde -ni la enciendo- en este trago.
Te quiero con locura, y con la frente levantada
puedo decirte siempre sin temor a confundirme
que te daré mi amor hasta la tumba, y bajo tierra
seguirá mi cadáver anhelando tu mirada:
ni muerto dejaré de suplicarte con voz firme
tu amor; morir sin ti es un infierno que me aterra.
.
FARSANTE
Nunca humilló un ciprés ante la muerte
su mirada, ni tú, mujer altiva,
doblegarás la espalda si tu suerte
es vivir a mi lado mientras viva.
Tendrás que digerirte en la saliva
que te tragues si intentas mantenerte
de pie bajo mi bota destructiva,
y siempre sentirás tu esfuerzo inerte.
Cuando notes la sangre coagulada
recorrer tus arterias y tus venas
y el olor de la parca en tu semblante,
sabrás que no acertaste en la jugada:
jamás podrás quitarte las cadenas
ni arrancarte la máscara, farsante.
.
su mirada, ni tú, mujer altiva,
doblegarás la espalda si tu suerte
es vivir a mi lado mientras viva.
Tendrás que digerirte en la saliva
que te tragues si intentas mantenerte
de pie bajo mi bota destructiva,
y siempre sentirás tu esfuerzo inerte.
Cuando notes la sangre coagulada
recorrer tus arterias y tus venas
y el olor de la parca en tu semblante,
sabrás que no acertaste en la jugada:
jamás podrás quitarte las cadenas
ni arrancarte la máscara, farsante.
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DESIDERATA
Se apagarán las luces y las sombras
recorrerán mi piel en el camino,
y la muerte abrirá junto al espino
sus redentoras fauces si la nombras:
oquedad en tu pecho en la que escombras
tu vida, mi pasado y mi destino
mientras ves impasible cómo inclino
mi cabeza ante ti, y no te asombras.
Dejaré que mi cuello se doblegue
y llorarás mi ausencia de rodillas
cuando oigas caer sobre mi tumba
la tierra que me guarde. Y cuando llegue
tu hora, sentiré cómo te humillas
tragándote el dolor que te derrumba.
.
recorrerán mi piel en el camino,
y la muerte abrirá junto al espino
sus redentoras fauces si la nombras:
oquedad en tu pecho en la que escombras
tu vida, mi pasado y mi destino
mientras ves impasible cómo inclino
mi cabeza ante ti, y no te asombras.
Dejaré que mi cuello se doblegue
y llorarás mi ausencia de rodillas
cuando oigas caer sobre mi tumba
la tierra que me guarde. Y cuando llegue
tu hora, sentiré cómo te humillas
tragándote el dolor que te derrumba.
.
domingo, 22 de febrero de 2009
LA SED
la sed
la sed es turbia arena en la garganta
es tierra seca y sal
y calavera
es cielo azul y sol
y sombra calcinada por el viento
es cauce abandonado y es hoja quebradiza
es vacío en las venas
es un trago de mar en las entrañas
la sed es cicatriz en la corteza de un árbol muerto
es un lamento mudo sin saliva
el grito de una lengua de cartón
y el beso de una boca de madera
la sed
son los ojos enormes
de ese niño con moscas en los labios
llorando para adentro
.
la sed es turbia arena en la garganta
es tierra seca y sal
y calavera
es cielo azul y sol
y sombra calcinada por el viento
es cauce abandonado y es hoja quebradiza
es vacío en las venas
es un trago de mar en las entrañas
la sed es cicatriz en la corteza de un árbol muerto
es un lamento mudo sin saliva
el grito de una lengua de cartón
y el beso de una boca de madera
la sed
son los ojos enormes
de ese niño con moscas en los labios
llorando para adentro
.
OTRO SONETO
El amor es un campo de batalla
en el que siempre pierdo la contienda
a pesar de que arrastre la leyenda
de que soy tan truhán como canalla.
Me ha herido tantas veces la metralla,
ha sido tan rotunda y tan tremenda
la forma de perder así la rienda
de mi vida, tan cruda la cizalla...
Hoy tu mano se funde entre mis dedos
y a tus labios me entrego con locura
para olvidar al hombre fracasado;
pero no sé seguro hasta qué grado
borrarás mis estigmas y la dura
falta de amor que vivo por mis miedos.
.
en el que siempre pierdo la contienda
a pesar de que arrastre la leyenda
de que soy tan truhán como canalla.
Me ha herido tantas veces la metralla,
ha sido tan rotunda y tan tremenda
la forma de perder así la rienda
de mi vida, tan cruda la cizalla...
Hoy tu mano se funde entre mis dedos
y a tus labios me entrego con locura
para olvidar al hombre fracasado;
pero no sé seguro hasta qué grado
borrarás mis estigmas y la dura
falta de amor que vivo por mis miedos.
.
SONETO ENCADENADO
Un beso, una mirada, una caricia
y te agarras quemándote a mis venas,
mi corazón sujetas con cadenas
y conviertes tu amor en vitalicia
obsesión por tenerme; en la ficticia
creencia de que preso me condenas,
con milongas y cantos de sirenas
pretendes convencerme. Qué fenicia.
Luego un gesto, un error, un simple roce,
cualquier motivo es bueno para herirte
y provocar el trueno y el naufragio.
Es tan frágil tu amor, tan breve el goce,
tan esclavo, que tengo que decirte
mi amor, que no es amor, sino un mal plagio.
.
y te agarras quemándote a mis venas,
mi corazón sujetas con cadenas
y conviertes tu amor en vitalicia
obsesión por tenerme; en la ficticia
creencia de que preso me condenas,
con milongas y cantos de sirenas
pretendes convencerme. Qué fenicia.
Luego un gesto, un error, un simple roce,
cualquier motivo es bueno para herirte
y provocar el trueno y el naufragio.
Es tan frágil tu amor, tan breve el goce,
tan esclavo, que tengo que decirte
mi amor, que no es amor, sino un mal plagio.
.
PORQUE TUS OJOS
porque tus ojos
miraban al vacío
como mira la rosa al jardinero
cuando en sus manos
vislumbra la navaja
y tiritabas
.
miraban al vacío
como mira la rosa al jardinero
cuando en sus manos
vislumbra la navaja
y tiritabas
.
SI NO MIRAS MIS OJOS
Nunca hallarás el centro.
Mi silencio te hiela
y las velas oscuras de tu barco
rielan cuando musitas
mi nombre en lontananza.
Si no miras mis ojos
jamás alcanzarás el horizonte.
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Mi silencio te hiela
y las velas oscuras de tu barco
rielan cuando musitas
mi nombre en lontananza.
Si no miras mis ojos
jamás alcanzarás el horizonte.
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LE ABRI LA MANO
Le abrí mi mano y ella
mordió mis dedos
ahuyentando mi amor con su ceguera.
Y hoy desea volver
escondiendo en su boca
sus dientes afilados, y olvidando
que ahora en mi recuerdo
aún vive la imagen de mi sangre
cayendo de sus labios.
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mordió mis dedos
ahuyentando mi amor con su ceguera.
Y hoy desea volver
escondiendo en su boca
sus dientes afilados, y olvidando
que ahora en mi recuerdo
aún vive la imagen de mi sangre
cayendo de sus labios.
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SI PUDIERA
Si pudiera curarme de mi mismo
y romper las mil caras de mi rostro
en todos los espejos, si pudiera
abrasar mi mirada en todas las hogueras
y regresar a mí
con la paz en las manos y en la boca
la palabra templada, el verbo justo,
los besos necesarios.
Si pudiera elegir entre todos mis yos
a ese hombre distinto con que sueño
en las mañanas tristes de mis noches,
y en las noches aciagas de mis días
disolverme en lo oscuro de la boca
y vomitarme piedra,
luz, oquedad y aire.
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y romper las mil caras de mi rostro
en todos los espejos, si pudiera
abrasar mi mirada en todas las hogueras
y regresar a mí
con la paz en las manos y en la boca
la palabra templada, el verbo justo,
los besos necesarios.
Si pudiera elegir entre todos mis yos
a ese hombre distinto con que sueño
en las mañanas tristes de mis noches,
y en las noches aciagas de mis días
disolverme en lo oscuro de la boca
y vomitarme piedra,
luz, oquedad y aire.
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Y LUEGO ME DIRÁS...
Yo ya estoy viéndote venir
con el puño en los ojos, y en las manos
esa mirada con que llegas
cuando quieres matar
la noche a hachazos; sí, y esa sonrisa,
esa sonrisa tuya que tanto me regalas,
es para mí la risa de una hiena
que no duda en clavarme sus colmillos
entre un verso y un beso.
Yo ya estoy viéndote venir dispuesta
a romper en mi noche tu vigilia,
a trenzarme las venas en tu pelo,
a comerte a mordiscos
los sueños de un cordero degollado;
y luego volverás
a decirme de nuevo que lo hiciste por mí,
que no fue más que el justo sueño
de un hombre entreverado -medio amante,
medio bobo- que ha estado a punto de quemarse
en el fuego carnoso de tus labios,
y me dirás, lo sé,
manteniendo en tu boca ensangrentada la sonrisa,
aún me dirás mirando mis despojos
que goce sin temor del derechazo.
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con el puño en los ojos, y en las manos
esa mirada con que llegas
cuando quieres matar
la noche a hachazos; sí, y esa sonrisa,
esa sonrisa tuya que tanto me regalas,
es para mí la risa de una hiena
que no duda en clavarme sus colmillos
entre un verso y un beso.
Yo ya estoy viéndote venir dispuesta
a romper en mi noche tu vigilia,
a trenzarme las venas en tu pelo,
a comerte a mordiscos
los sueños de un cordero degollado;
y luego volverás
a decirme de nuevo que lo hiciste por mí,
que no fue más que el justo sueño
de un hombre entreverado -medio amante,
medio bobo- que ha estado a punto de quemarse
en el fuego carnoso de tus labios,
y me dirás, lo sé,
manteniendo en tu boca ensangrentada la sonrisa,
aún me dirás mirando mis despojos
que goce sin temor del derechazo.
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A VECES ME DESCUBRO
A veces me descubro,
me miro y me devoro
como una fiera hambrienta de mí mismo
que busca en mis entrañas
la huella que le lleve a hallar mi paradero;
mas solo encuentro, muerta,
la sombra de mi sombra
y un rostro avejentado que me mira
con una mueca triste
que me muestra, insolente,
el amargo camino que me aguarda.
Si pudiera la bestia desgarrarme,
si pudiera trizar mi calavera
y limpiar con sus dientes
mi vientre de ponzoña,
si pudiera tragarse tanta bilis,
tanta muerte sin fin y tanto miedo, y si pudiera
del polvo de mis huesos hacer un hombre nuevo...
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me miro y me devoro
como una fiera hambrienta de mí mismo
que busca en mis entrañas
la huella que le lleve a hallar mi paradero;
mas solo encuentro, muerta,
la sombra de mi sombra
y un rostro avejentado que me mira
con una mueca triste
que me muestra, insolente,
el amargo camino que me aguarda.
Si pudiera la bestia desgarrarme,
si pudiera trizar mi calavera
y limpiar con sus dientes
mi vientre de ponzoña,
si pudiera tragarse tanta bilis,
tanta muerte sin fin y tanto miedo, y si pudiera
del polvo de mis huesos hacer un hombre nuevo...
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GRITO Y SUSPIRO
Me despega del suelo, me aviva y me golpea,
me pisa cuando quiere y me empuja a volar
como un ave sin alas, sin ojos ni horizonte,
que no distingue bien si surca el cielo
o se abisma en un pozo imaginario;
arranca con los dientes una flor
llena de espinas
y luego me la ofrece bañada en miel y mar,
dulce y mojada como un beso;
me acaricia rozando con su lengua
las palabras
y despierta deseos en mi piel
con esa voz cuajada de invierno poemario
que me apresa.
Ella puede ser seda y piedra pómez,
tela y araña,
el diente ensangrentado de una sierra
y de la vela tierna parafina;
es yegua mansa y uña encarnizada de felino,
fusta y espuela:
es escudo y espada.
Me despierta del sórdido letargo
con sus versos de nieve entre los dedos
y a fuego lento me enamora;
ella es pubis sediento y es calvario,
cadera que en su lecho me estremece
y pecho de mi boca amamantada,
es suspiro y es grito,
jadeo en el silencio de mis noches,
orgasmo de la luz en la mañana.
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me pisa cuando quiere y me empuja a volar
como un ave sin alas, sin ojos ni horizonte,
que no distingue bien si surca el cielo
o se abisma en un pozo imaginario;
arranca con los dientes una flor
llena de espinas
y luego me la ofrece bañada en miel y mar,
dulce y mojada como un beso;
me acaricia rozando con su lengua
las palabras
y despierta deseos en mi piel
con esa voz cuajada de invierno poemario
que me apresa.
Ella puede ser seda y piedra pómez,
tela y araña,
el diente ensangrentado de una sierra
y de la vela tierna parafina;
es yegua mansa y uña encarnizada de felino,
fusta y espuela:
es escudo y espada.
Me despierta del sórdido letargo
con sus versos de nieve entre los dedos
y a fuego lento me enamora;
ella es pubis sediento y es calvario,
cadera que en su lecho me estremece
y pecho de mi boca amamantada,
es suspiro y es grito,
jadeo en el silencio de mis noches,
orgasmo de la luz en la mañana.
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LUZ Y CRISTAL
No es osario tu piel de luna clara:
es refugio perenne de mis manos,
enredadera eterna de mis dedos;
es catarata, lago transparente
y torrentera,
es remanso en el río que me arrastra,
es fuego y hielo;
es sed y es agua tibia,
es aire que me envuelve y llama que me quema:
tu piel morena es luz
y cristal donde miro tu reflejo.
Si has cerrado la puerta a la cordura
y esa paloma joven en tus versos ya no vuela
porque tiene las alas cercenadas,
mírate dentro, escarba
entre las piedras sordas de tu pecho,
busca en tu piel de luna,
desplumada, y verás
que en ella nacen todas tus preguntas
y en ella se hallan todas
mis respuestas.
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es refugio perenne de mis manos,
enredadera eterna de mis dedos;
es catarata, lago transparente
y torrentera,
es remanso en el río que me arrastra,
es fuego y hielo;
es sed y es agua tibia,
es aire que me envuelve y llama que me quema:
tu piel morena es luz
y cristal donde miro tu reflejo.
Si has cerrado la puerta a la cordura
y esa paloma joven en tus versos ya no vuela
porque tiene las alas cercenadas,
mírate dentro, escarba
entre las piedras sordas de tu pecho,
busca en tu piel de luna,
desplumada, y verás
que en ella nacen todas tus preguntas
y en ella se hallan todas
mis respuestas.
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