lunes, 8 de junio de 2009

QUIZÁS

Quizás abra tu pecho con las manos
como quien abre la maleta
después de un largo viaje
y busque, sin hallarla,
la llave de la puerta de mi infierno.

Quizás recorra con los ojos
las ingles de una nube
perdida en tu desierto, y en tu vientre
quizás escuche el grito, la palabra desnuda,
la tierra seca de tu voz ahogada,
la ceniza caliente de tu boca.

Quizás te llame suplicándote
que golpees con fuerza mis cadenas
y que temples el vidrio de mis alas
de libélula rota con tus labios
o que vueles de nuevo surcando mis esquinas,
o quizás, por cobarde, solamente me atreva
a espiarte escondido.

No confíes dormida en que despierte
la crisálida muerta, no aguardes a que un sueño
avente entre tus muslos,
helada por la escarcha,
la semilla enterrada en tus arenas, no dilates
ese encuentro en la duna
afilada y rotunda de tus pechos,

y deja ya que fluya
la saliva enquistada en tu garganta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Busca la llave, la hallarás, y abre la puerta de tu infierno, hay que buscar cielos. No llames suplicando, llama ofreciéndote. No aguardo a los sueños, los persigo con entusiasmo y cuando los alcanzo los disfruto. Dejo que todo fluya, como aguas mansas por un valle o salvajes por las rocas escarpadas de una montaña.

Enrique Ramos Ledesma dijo...

Gracias por tu comentario. Tu punto de vista es, sin duda, mucho más proactivo que el que puede apreciarse en mis poemas, pero recuerda lo que decía Pessoa: el poeta es un fingidor. Un saludo