martes, 24 de marzo de 2009

INTROSPECCIÓN

No sé si son los años, que me cansan de todo,
o quizá la embriaguez de haber vivido tanto,
o esa rutina en que me sume
el porfiado haz de luz
que en las mañanas me despierta
y me recuerda cada día,
impertinente,
que tengo que seguir dando las gracias por vivir,
o quizá solo sea porque siempre
acostumbro a escucharte
en el silencio oscuro de la noche
cuando al fin nos quedamos,
como al principio, solos,
y hace un tiempo que ya dejó de ser lo mismo;
no lo sé, pero siento
que tendré que aprender a partir muy despacio
o a que tú me abandones muy deprisa,
cuando menos lo piense, quién lo sabe,
mientras beso unos labios con amor
o susurro un poema,
o por qué no, fumándome el último cigarro,
porque vengo notando, corazón,
que te estás apagando poco a poco
y ya siento llegar

tu último latido.

.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uffff...se me eriza el bello leyéndote.
No pueden ser los años, la edad es sólo un número, lo que importa es el estado mental.
Ni el haber vivido mucho, nunca se vive lo suficiente si se hace con ilusión y con emoción.
Más bien creo que pueda ser la rutina, y eso tiene solución, sólo hay que romperla haciendo un "cambio de tercio" en la actitud buscando ilusiones que aporten nuevas emociones a nuestra vida.

Anónimo dijo...

Perdón, donde dice "bello" quiero decir "vello".

Enrique Ramos Ledesma dijo...

Gracias por tus comentarios, tan amables. Me gustaría, si te parece bien, que escribieras tu nombre, ya que en caso contrario aparecen como un "anónimo". Si se te eriza el vello leyéndome es que el poema ha cumplido su misión: evocar, conmover, emocionar al lactor, que es el objetivo último de la poesía. De todas formas, el mérito no es solo del poema. Alguien dijo algo así como que (lamento no recordar la autoría de la cita, que no es literal): "la poesía no es del poeta, sino de quien la siente". Creo que para que un poema emocione el lector tiene que tener una cierta sensibilidad; en caso contrario, por bueno que sea el poema, es como si le regalaras una flor al dromedario del zoo: Se la come.

Un saludo, y muchas gracias por tus palabras.