domingo, 22 de febrero de 2009

GRITO Y SUSPIRO

Me despega del suelo, me aviva y me golpea,
me pisa cuando quiere y me empuja a volar
como un ave sin alas, sin ojos ni horizonte,
que no distingue bien si surca el cielo
o se abisma en un pozo imaginario;

arranca con los dientes una flor
llena de espinas
y luego me la ofrece bañada en miel y mar,
dulce y mojada como un beso;
me acaricia rozando con su lengua
las palabras
y despierta deseos en mi piel
con esa voz cuajada de invierno poemario
que me apresa.

Ella puede ser seda y piedra pómez,
tela y araña,
el diente ensangrentado de una sierra
y de la vela tierna parafina;
es yegua mansa y uña encarnizada de felino,
fusta y espuela:
es escudo y espada.

Me despierta del sórdido letargo
con sus versos de nieve entre los dedos
y a fuego lento me enamora;
ella es pubis sediento y es calvario,
cadera que en su lecho me estremece
y pecho de mi boca amamantada,
es suspiro y es grito,
jadeo en el silencio de mis noches,

orgasmo de la luz en la mañana.
.

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