miércoles, 24 de octubre de 2007

MARZO 15

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Puedes venir a buscarme cuando quieras,
que tengo listas las mortajas:
camisa blanca, chaleco negro, limpias
las palmas de las manos. Sólo el sudor,
por el mango de la azada, y alguna gota
de sangre en las yemas de los dedos
por las espinas,
por las astillas,
por los pinchos de las alambradas
de tus campos rojos. Como el vino
del odre me derramas por tus labios de marzo,
y te recorro, y quiero dulcemente suicidarme,
quiero ahogarme en tu vientre oscuro
y sentir entre mis piernas
el tacto sedoso de la muerte,
si te tengo.

La noche nos reclama:
ven a clavarme ya tus finos dientes,
prepara unas monedas y los remos
y partamos,
que Caronte, en otoño, en esta orilla
del mundo desespera.


Enrique Ramos

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