viernes, 27 de junio de 2008

NO QUIERO MARZO

He querido buscar en estos días
los recuerdos hermosos de otro marzo,
pero mis ojos solo me devuelven
vacíos, oquedades, agujeros profundos como abismos
que quieren engullirme, que me muerden los pies
y tiran de mi cuerpo hacia una sima.

Y no encuentro un final que me consuele.

Hoy en mi tierra el aire sabe a cieno
y me llena la boca de tristeza. Ya no sopla
su viento en la montaña, ni se remansa el agua
en el contorno de su sombra y mía; no se templa
la mañana en sus manos, ni en mis ojos
anida la esperanza. El campo malherido
está sangrando a borbotones.

He querido creer que todo era solo un sueño,
una broma macabra de algún trasgo enfebrecido,
un juego tontamente planeado
por un dios loco, tristemente loco,
que no supo entender que con su juego nos mataba.
He querido soñar que todo era
una errata perdida en mi cuaderno,
un error, un fatal malentendido, y que marzo
volvería a llenarme las entrañas con sus versos.

El viento de febrero ha taladrado mi garganta:
enmudecido, sordo, ciego voy
vagando por mis ruinas, tapándome los huecos
que ha dejado en mi piel su calavera.
Si pudiera aventar de un manotazo
la tierra que le cubre, reventar la cadena que le ata
a la línea infinita de la muerte. Si pudiera buscarle
y liberar sus manos y su lengua, sus labios y sus versos,
si pudiera arrancarle los grilletes que le lastran,
le empujan al abismo,
le aferran al destierro y a la piedra callada,
a la noche maldita del silencio.

No quiero marzo: quiero que se vaya.
Que se caigan las hojas de los árboles
como lágrimas secas
y distantes, que cruja la madera
de sus heridas ramas, de sus raíces rotas
por el peso imponente de la tierra.
Que maduren las uvas con retraso,
que no quiero vendimia en este mes,
ni quiero el mosto amargo. Que no me traigan vino
que sangre se me vuelva en las entrañas,
que yo no quiero cata si no es él
mi compañero. Nunca sin su copa.

No quiero marzo: quiero en mi silencio,
en el silencio llaga de mi pecho
oír su voz serena, sentir en mis oídos su palabra,
su verso más humano.

El verso más humano.

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