Fueron tres
pero tú sólo sentiste la primera:
un calor suave, al principio,
y luego una quemazón en el cuello,
como una brasa viva avanzando hacia la boca.
Más tarde, una sensación dulce de mareo
y una presión fuerte a la altura de la sien.
Después, en el suelo duro y frío, una voz
que te quería, diciéndote:
vas a salir de esta, vas a salir de esta...
y tú contestabas no , con la cabeza y con los ojos.
Fueron tres,
pero tú sólo sentiste la primera
bala en la nuca.
viernes, 27 de junio de 2008
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