A veces
duele el aire que roza la mejilla
y hace daño, hace un surco
de cuchillo en el rostro, cada lágrima.
Rasga y arranca piel cada recuerdo,
retuerce el horizonte,
lo borra con un gesto y oscurece la luz
cuando quiere la noche para siempre
la alimaña letal, la innominable.
A veces hace daño
cerrar los ojos
para llorar
con tanta fuerza.
A veces
duele tanto la herida
que duele hasta la sangre.
.
miércoles, 3 de marzo de 2010
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