Si no tengo mis ojos quiero verte
con los tuyos y ver, en la espesura
de la mirada fría de esa muerte
que traes entre tus manos, la ternura;
si no tengo tus ojos ni la suerte
de ver la luz naciendo en la negrura
de tu pecho, y crecer, fiable y fuerte,
una quimera en tu frente oscura,
si no tengo tus ojos ni los míos
quiero hundirme en la tumba en la que vierto
la sangre que vomito cada día
y enjugarme allí solo los vacíos
besos que se me pudren como un muerto
sobre los labios, dulces todavía.
Enrique Ramos
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viernes, 19 de octubre de 2007
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