Aunque me jures por lo más sagrado
que no existe alambrada que se tienda,
ni ensenada sin puente, o río sin vado,
ni nada que se escape de tu rienda,
aunque me jures por lo más sagrado
amor eterno, de esos de leyenda,
aunque gimas de ardor en mi costado
y te dejes vencer en la contienda,
seguiré preguntándote con miedo
si estarás para siempre enamorada,
o tendré que vivir toda la vida
como un toro de lidia sobre el ruedo:
iniciando muy bravo la embestida
aunque espere del diestro la estocada.
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martes, 10 de mayo de 2011
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1 comentario:
Es una pregunta eterna... el siempre dura un día. Muy bonito, hace pensar
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