Si pudiera tocarte y si pudiera
acercar a mis labios tu sabor siempre dulce;
si pudiera tenerte entre mis dedos
y ceñir tu cintura con mis manos,
y sentir que estás dentro pero también afuera, con el aire,
envolviéndome en ti como mi sombra,
nutriéndote de mí, como tu sangre;
si pudiera beberte en cada trago
y saciarme de ti eternamente,
cerrar los ojos y sentirte siempre verdadera,
inconfundible, pura, cierta, clara;
si pudieras ser punto de partida,
y camino sin cruces
y destino seguro de mis pasos...
Te estoy buscando
desesperadamente,
felicidad.
.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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1 comentario:
La felicidad no es una corriente continua, Enrique, es alterna, es un vaivén. Hay que atraparla y saborearla cuando pasa cerca de nosotros...y cuando no la tenemos hay que buscarla, pero no desesperadamente sino pacientemente.
Preciosa la poesía, dulce y con temperamento, buena combinación.
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